Se dice en el ambiente de ciencia ficción, y por los epílogos en los diferentes tomos de esta obra, que Clarke solo prestó su nombre en la portada de los libros y apoyó en algunos de los elementos técnicos y partes del argumento, mientras que la escritura quedó en manos de Preuss.
El relato comienza en un escenario confuso, porque te muestra las sensaciones de Linda quien no tiene claro lo que ha pasado en su vida durante los últimos dos o tres años. Desde ahí se construye el personaje principal, que primero pasará a una oficina de control aduanal interplanetario.
Paralelamente vemos la historia de un transbordador espacial que sufre una avería crítica, y deja en una situación precaria a la mínima tripulación del carguero. La nave lleva un libro invaluable con muchos interesados, lo que echa sospechas sobre lo que podría ser un accidente espacial. Eventualmente ambas tramas se entrelazan, creando lo que se ha descrito como una novela policial en un escenario de ciencia ficción.
Si bien la primera parte del libro daba la sensación de dos relatos que estaban compartiendo espacio por accidente, una vez que las acciones toman ritmo y se relacionan, es una lectura muy entretenida. Estos textos tienen un valor agregado muy interesante, son los comentarios finales de Clarke donde comenta el relato que dio origen a varias ideas presentadas en el desarrollo de la historia, así como esquemas de prototipos de los aparatos y tecnologías usadas. Siempre recomendaré a Clarke, y esta serie ha estado bien aunque se siente el cambio de pluma.
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