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lunes, 20 de marzo de 2017

Cell, una distopía reciente de Stephen King

Stephen King es inmediatamente relacionado con el suspenso y el terror, y en sus escritos más recientes incorpora como elemento central cierta actividad psíquica que funciona muy bien para desarrollar los eventos y personajes. Cell es una novela que salió a la venta en 2006 en inglés y para Latinoamérica en español

Bueno, al tema. ¿Tienes celular? Según una corta biografía en el libro, el señor King no; pero tú seguro que sí. Pues la trama inicia con una llamada a un celular, y la locura comienza, terrible y asesina locura.


Un artista gráfico, digamos, está en medio de una cuidad, cerca de Maine que no será sorpresa para los seguidores de King, donde una llamada al celular de una mujer en frente, en la línea del carrito de helados decide morder al heladero en el cuello.

La lectura provoca emociones, es una distopía que se basa en el uso del teléfono móvil y de la telepatía. Debo decir que a pesar de mi gusto por King y a pesar de haber leído esta novela en 3 días, no es lo mejor. Presenta un trayecto trepidante por un Boston apocalíptico, lleno de sorpresas y certidumbres, de gratitudes y desazones, de promesas y desesperanzas; es una muy buena novela de terror, donde el protagonista llega a un final interesante, como el del cine europeo, terminar como para dejarte sin ganas, ganas de intentar. 

No recomiendo que la lean de noche, y menos con el celular encendido si son influenciables, pues no lo soy y casi no contesto el mío luego de terminar la novela. 

Recomendada para cualquier fanático de King, para quien quiere saber una manera de acabar con el primer mundo, para quien gusta de los temas esotéricos, y para quienes odian esos aparatos que la gente parece tener colgados a la oreja de manera permanente. Como en muchas (todas hasta donde he podido ver) de las novelas de King, para quienes somos lectores compulsivos, recomiendo dejar una tarde y un día, ojalá en compañía (broma) y el celular apagado (no es broma).

Esta reseña está reciclada de mi nota de facebook de 2010. Tomé la imagen de la portada del libro de Casa del Libro.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Internet: la autorreferencia aumentada o no vemos lo que es

Esta entrada es la pura y mera lectura de varios artículos, antes y después, de los descalabros recientes en algunas elecciones democráticas en todo el mundo, donde podrían mencionarse el Bretix, el plebiscito colombiano, o la elección presidencial en Estados Unidos.

La idea de que el cerebro es, entre otras cosas, un instrumento de interpretación que tiende a reforzar el mismo modelo del mundo, paradigma o cosmo visión, incluso si debe ignorar datos, no es una noción nueva; de hecho es más vieja que yo. Y seguramente la idea de que combinar eso, con la manera como interactuamos con las redes sociales, y elegimos la información que leemos, resulta algo evidente. Pero parte de mi cosmovisión implica que decir lo obvio, no es algo que esté demás.

La primera noción se explica a través de las ideas de Francisco Valera y Humberto Maturana, entre otros, es que nuestro cerebro principalmente se encarga de interpretar el mundo que nos rodea de una manera subconsciente, y una vez establecido el modelo con el cuál trabajará, hará lo posible para mantener la integridad del modelo y por tanto de todo el sistema. Aún a pesar de información contraria que pueda presentarse.

En cierta manera esto quiere decir que el cerebro elige los datos que vamos a procesar de manera consciente, para que no nos hagamos daño. La cantidad de datos, o estímulos, que recibimos en un momento dado es gigantesca, y pretender examinar cada uno de los elementos de manera consciente, más allá de si es posible o no, resulta impráctico al punto de impedir la superviviencia. Así las cosas, la mayor parte de los datos sensibles, o perceptibles con nuestros sentidos, es desestimado como relevante por nuestro cerebro antes de que lo notemos. En otras palabras: nuestro cerebro nos oculta parte de lo que pasa a nuestro alrededor, por nuestro bien.

Este proceso de preselección de los datos que vamos a procesar, sucede de manera inconsciente ¿O subconsciente? Y si bien se puede entrenar el cerebro para que nos permita acceder lúcidamente a más datos, la cosa sucede sin nuestro expreso consentimiento, y eso está bien. El lío es que parece que extrapolamos el mismo procedimiento a la información a la cuál nos exponemos en las redes sociales principalmente.

Esta selección de información, ahora sí más consciente, a la cual nos exponemos en Internet lo que hace es reforzar permanentemente nuestra propia percepción, y opinión, de lo que nos rodea. Y en este caso, no creo que esto sea para nuestro bienestar, sino más bien para nuestra comodidad y estar demasiado cómodos en ocasiones va en contravía de la supervivencia.

Seguramente en ese refuerzo de nuestra propia visión del mundo no pudimos ver quiénes eran la mayoría de opinión en las elecciones mencionadas, el diagnóstico de la mayoría parecía evidente, y resulta que no lo era; supongo que muchas personas tomaron decisiones vitales con base en los resultados esperados.

Ahora que termino estas líneas voy a atreverme a escuchar más música que no me gusta, seguir perfiles de Twitter que no necesariamente coincidan con mis opiniones, y seguramente leer argumentos más elaborados desde perspectivas diferentes a las mías; sé que será incómodo, pero espero aprender algo.

viernes, 10 de marzo de 2017

The king of torts de Grisham o leer una película de Hollywood

John Grisham es conocido por sus novelas de intenso ritmo que giran alrededor que las perversiones del sistema legal de Estados Unidos de América (USA por sus siglas en inglés United States of America). La firma, protagonizada por un joven Tom Cruise, es tal vez la más famosa.

The king of torts, que entiendo en español colombiano como El Rey de los torcidos, se trata de un abogado que a través de un socio misterioso se convierte en el rey de las demandas colectivas (tort, sería la expresión anglosajona que significa enredo y a la vez designa el pleito legal contra una empresa por parte de múltiples afectados). Nuestro protagonista pasa de un despacho con mala paga y largas horas en la oficina de defensores públicos a una oficina lujosa donde trata asuntos de cientos de millones de dólares.

No les voy a contar mucho del final o la trama, para no arruinar la lectura si quieren hacerla. Sólo diré que se lee de manera agradable y fluida, se mete lo suficiente en la mente del personaje principal para generar empatía y sufrir un poco con las decisiones que toma, que irán afectando su vida en todo aspecto.

Digo que es como leer una película de Hollywood porque me parece que la narración se apoya en los mismos recursos: un héroe insospechado que llega a desempeñar labores que ni sabía que existían ya sea por un sentido de rectitud moral, o por circunstancias azarosas; un romance problemático, y un final más o menos predecible; y que a mí en lo particular me dejó con ideas del tipo "yo hubiera hecho en cambio..." 

En tanto es de lectura agradable, yo lo recomiendo para quien gusta de las películas similares a "La firma" y para quienes buscan distraerse un rato en momentos de espera. En particular también me fue útil como herramienta de práctica del inglés. Si buscas una lectura exigente o novedosa en un sentido literario, no recomiendo a Grisham. 


domingo, 5 de marzo de 2017

Más placeres culposos El Santuario

Esta es la novena entrega de Crónicas Vampíricas.

Siempre digo que es un placer culposo literario, porque es evidente que la autora usa el mismo recurso una y otra vez, con resultados más o menos predecibles. No es un baluarte de la literatura, pero en realidad disfruto su lectura.

Lestat, el vampiro que con más desparpajo rompe las reglas de su raza, a la vez que muestra lo inútil que son para él la moral y la ética humanas. Esta es la novena parte de la serie que siempre he considerado placer culposo, tal vez por eso las reseñas, para expiar algunas culpas.

En esta oportunidad Lestat regresa con todo su esplendor a las andanzas, regresa, porque las entregas anteriores de Crónicas giran alrededor de otros personajes principales dónde el rubio vampiro casi no tiene participación. En esta oportunidad alguien osa irrumpir en su santuario, un joven e inexperto vampiro que desea conocer con ansias locas, aunque el solo hecho de intentarlo pueda causar su muerte.

La historia transcurre con la presencia inusual de un espíritu que ha seguido al joven vampiro desde que tiene memoria, pero se ha vuelto un peligro después de que Quinn recibiera el Don Oscuro. También conocemos una adorable señorita que se convierte en discípulo de Lestat, bajo las circunstancias más extremas: la heredera de la familia Mayflair.

Esta fue una entrega de Crónicas Vampíricas que me gustó mucho, tiene muchos elementos que me parece que definen esta saga y son las razones por las cuales me ha gustado tanto. Sin duda Lestat y el eterno dilema del nuevo hijo de la oscuridad resulta central, y en esta entrega se revive muy bien.

Lo recomiendo para cualquiera, y considero que puede leerse de manera independiente a las demás entrega de la saga.


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