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jueves, 29 de marzo de 2018

Una vida de intriga o el sueño de un escritor.


El relato, porque no creo que novela sea correcto, sobre su vida que nos ofrece Frederick Forsyth es muy ameno y para quienes hemos disfrutado de sus novelas mejor vendidas resulta interesante ver cuál fue el alimento primigenio de cada una de ellas.

Esta autobiografía es más bien cronológica y se centra en los momentos más preciados y memorables del autor, en relación a su carrera como escritor, comenzando por sus años de juventud los cuales le proporcionaron los insumos necesarios para realizar algunas de las investigaciones para sus novelas y en parte la razón para resultar en el periodismo para llegar a su cumpleaños 76 donde el relato tiene una especie de cierre.

Los años de juventud de Federick Forsyth fueron interesantes, como el mismo indica, porque sus padres tenían una perspectiva más amplia que la mayoría y deseaban que su hijo tuviera la mejor educación posible y parte de ello se centraba en el aprendizaje de idiomas de la mejor manera posible: interactuando con nativos de ese lenguaje en su ambiente. Primero estuvo el aprendizaje del alemán, al pasar un verano largo con una familia alemana, luego el francés con el mismo método, y por último el español con la estancia en un curso corto en Sevilla donde si bien él pudo aprender el idioma, no fue gracias al curso sino a la interacción con los españoles.

Posteriormente la disyuntiva acerca de cómo ganarse la vida se presentó, y
aunque en su mente siempre estuvo ser piloto de avión en las fuerzas de su majestad, la puerca torció el rabo hacia los servicios de información de Reuters, en su sección internacional, en primera instancia. Allí tuvo su germen la primera y tal vez más famosa de sus novelas “Chacal”, aunque no la escribiría hasta pasados algunos años.

Posteriormente Forsyth fue empleado en el servicio internacional de la BBC de Londres. Un trabajo prometedor, que también sería el final de su carrera como periodista a sueldo fijo. Digamos que no entendió su papel en la organización y decidió hacer frente a sus jefes por sus convicciones personales, lo que lo llevó a un periodo de trabajo como independiente ofreciendo sus reportajes.

Al verse contra la espada y la pared, porque nadie estaba interesado en su trabajo como periodista independiente, vio como una solución emergente la escritura de ficción. Por su conocimiento de fuerzas secretas y grupos subversivos, así como de Francia misma, pudo escribir El Chacal en poco más de un mes y logró vender su manuscrito relativamente rápido. Ese fue el comienzo de su carrera como escritor e insumo para películas de gran producción.

La lectura es agradable y, me parece a mí, Forsyth siempre escribe de una manera que está a un paso de un guion cinematográfico y este relato autobiográfico no es la excepción. Las fotografías al final del texto son emotivas y muy eficaces para evocar los pasajes relacionados de sus páginas precedentes.

Lo recomiendo para quienes tenemos ganas de escribir, quienes hemos leído a Forsyth y para quienes queremos pasar un buen rato con un libro y la voz de su autor.

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