Los humanos somos esencialmente
contradictorios, eso no está en duda ¿Pero qué tanta contradicción nos podemos
permitir? Ya tenemos debate hasta que tengamos que elegir a qué planeta nos
vamos cuando acabemos este; pero mientras seguimos aquí, como nosotros con
nombre propio y como especie, vale la pena indagar sobre la queja de la
señorita.
Pues sí, está feo los variopintos
sitios virtuales y aplicaciones para conocer personas a través de un aparato
estén plagados de seres extraños. Casi pareciera que la única persona normal es
uno, y los feos sin complejos (al menos en la red). Así como leo, que para las
mujeres resulta frecuente el pervertido, feo y pobre (Porque ya leímos qué pasa
si es pervertido, multimillonario y guapo), para nosotros es frecuente que de
lejos se vea guapísima y de cerca se note que no se rasuró la manzana de adán.
Pero uno sigue hasta que consigue, porque tiene sus ventajas. Desde un punto de vista masculino suena interesante
que se vale intentar hablar con las mujeres que uno le interesen, sin que
ninguna se sienta como segunda opción, y además sin parecer tacaño o pobre por
no invitar ni una galleta. Para las chicas, aparentemente supongo yo, resulta
cómodo poder sacarse de encima al sujeto con un click y listo, pueden echar ojo
a gusto, y pueden evitarse los juicios de sus congéneres respecto a sus gustos
culposos (Admitan sus arjonafilias y deseos balvinescos sin tanto miedo).
Pero ¿A quiénes les es más
atractivo este tipo de interacción? A los hombres en general porque cargamos
con la mayor parte del riesgo al rechazo, y pues así sin ver caras de disgusto
está más ligero el tema, y en particular a quienes de entrada se sienten torpes
socialmente por alguna razón. Así que las rarezas poco atractivas
necesariamente están a la orden del día.
No critico quienes los usan, pero
sí que esperen encontrar a esa persona que cumple con todos los requerimientos
necesarios y deseables que nos hemos ido construyendo tras cada ruptura; en
todo caso lo que uno cree que quiere, no es lo que le gusta y rara vez lo que
necesita.