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jueves, 22 de marzo de 2018

El despertar de la sirena o un cuento para jóvenes adolescentes.




 Esta novela corta, o cuento largo según se mire, de Carolina Andújar, una autora colombiana que ha publicado varias novelas, entre ellas Pie de bruja, y que más recientemente ha presentado tanto en Colombia como en México el libro que aquí reseño.

El libro de esta escritora caleña llega a mis manos por azar: sigo muchas personas dedicadas a la escritura en Twitter, ella compartió una entrevista donde se podía ganar un libro al contestar una pregunta, gané y apenas terminé el libro a finales de febrero.

Carolina Andújar, en mi perspectiva, es una de las plumas visibles de Colombia en la actualidad, tiene varias piezas de prensa cubriendo sus lanzamientos y trata con grandes editoriales; también fue partícipe de la iniciativa #ColombiaTieneEscritoras.

El despertar de la sirena es un relato que gira en torno a Casandra, una quinceañera que tiene un enamorado quien le corresponde por carta y con un presente de gran valor. En el desarrollo de la historia vemos a Júrate, una sirena que ronda el pueblo de su enamorado.

La historia transcurre con cierta fluidez y resulta agradable de leer. Es un libro que podría leerse en un fin de semana, porque se disfruta y es corto. 

Al principio mencioné que bien podría llamarse cuento largo, proque se concentra más en el transcurrir de los eventos y no profundiza mucho en los personajes. El final guarda una sorpresa, agradable para mí, que subsana el relato meloso de algunas porciones hacia la mitad de la historia.

Lo recomendaría para jóvenes adolescentes. 


domingo, 10 de diciembre de 2017

Una fábula moderna: Momo

Michael Ende, escritor alemán, quien escribió múltiples relatos fantásticos muchas veces indicados para niños comienza su carrera de éxitos con esta historia. Al parecer todos los relatos tienen un trasfondo metafísico y de crítica social, “Momo” es para mí una fábula moderna.

Esta es la historia de Momo, una niña particular en su manera de escuchar e influenciar a las personas, alrededor de ella la creatividad crece a la par que la alegría. Ella descubre que rondan unos hombres grises que buscan robar el tiempo de las personas, y una vez advierte que sus amigos y todos los demás resultan negativamente afectados queda en camino de un enfrentamiento directo con estos extraños seres. Momo no está sola en la batalla, la acompañan el Maestro Horay su enigmática tortuga Casiopea.

La forma narrativa es clara: cuento. Este libro tiene claros inicio, nudo, desenlace y moralejas. Una lectura sencilla y agradable que hace reflexionar un poco sobre esa idea de “ahorrar tiempo”, que parece ser cada vez más ubicua a la sociedad en la que vivimos. La forma en que son descritos los “ladrones de tiempo” parece tener un tinte crítico a su vez, la imagen del traje con bombín y maletín… como que recuerda la vida en un sector profesional particular. 

La recomiendo para grandes y chicos, es más la presto con ánimo devolutivo.

jueves, 30 de julio de 2015

Me llevaría muchas veces más a la cama a esta septuagenaria


Estas relaciones con gente muerta como que no son del todo sanas, o tal vez son de lo más sanas cuando se trata de relaciones platónicas. Mi primera cita con ella fue cuando yo tenía como 16 años, y me parecía increíble como alguien lograba imitar a cualquier persona; leía A pleno sol y algunas cosas no las entendí por ese entonces, yo inocente puro y casto.

Hace como un año tuvimos nuestro tercer encuentro con La Máscara de Ripley, y sé que leí El talentoso Señor Ripley en el interludio. El recuerdo más que un tono particular, o un ritmo específico es un buen sabor de boca y algo especial: si bien es novela policíaca, o negra creo que le dicen algunos ahora, no vas siguiendo al policía o al detective: estás en la ropa del atormentado asesino. 

Esta vez Patty (por lo que he leído  Semana negra en España me lanzaría un cenicero si me oyera llamarla así) se metió en mi cama, bueno está bien, exagero un poco, más que nada me acompañó en los trayectos de metro de esta semana con La coartada perfecta. Resulta especialmente adecuada la lectura para el transporte público porque son cuentos cortos en los cuales los protagonistas persiguen honrar el título. Cada final sorprende, es genial.



Ninguno de los cinco cuentos tiene desperdicio, tal vez en el primero de los cuentos la mujer(cilla) es retratada como sumisa, emocional y tonta, pero creo que es un poco parte de la presión que necesita el protagonista de la historia para el golpe final.

Sumercé que está leyendo ¿También se llevó a la cama a esta señora? ¿Le gustó? ¿Mucho o muchísimo? Yo rara vez busco específicamente un título pero estoy empezando a sentirme culpable con ella: NO HE LEÍDO EXTRAÑOS EN UN TREN. Les encargo si están cerca y lo tienen por ahí arrumbado en un rincón.

Sí les da pereza clavarse todas las 94 y media paginotas de esta edición, los cuentos que más me gustaron fueron: Maquinaciones, y Variaciones sobre un juego; en orden de más gusto a menos gusto, hoy casi se me pasa mi parada del metro porque estaba terminando de leer. 

Ah! Si me invitan a ver la versión cinematográfica dirigida por Hitchcock no me enojo

jueves, 4 de junio de 2015

Alice (in)Munro y Las lunas de Júpiter o a mí no me gustó.

La octogenaria ganadora del premio Nobel de literatura en el 2013 es reseñada en la contraportada como “maestra mundial del relato contemporáneo. Sus cuentos destilan la melancolía americana de Carson McCullers, Eudora Welty y Raymond Carver, y además ostentan una profundidad absolutamente chejoviana.”

Entiendo que las reseñas tengan que halagar superlativamente, pero la última frase ya me parecía mucho; pero como está por aquí el libro, parte de una pequeña herencia accidental que deja mi anterior compañero de apartamento (si pasó a mejor vida, se casó) pues me dispuse a leer “Las lunas de Júpiter”.

Los relatos cortos son protagonizados por mujeres, que narran en primera persona en la mayoría de las ocasiones, con un ritmo constante y ameno, lo que no quiere decir lineal. 

¡Vaya! Sí entretienen los cuentos; todos ambientados en Canadá, en lugares que por sus descripciones yo (ajá, pues desde mi estrecha visión) llamaría pueblos, sin que eso quiera decir que son más o menos, sino que eso es lo que son.

Lo que no me gustó fueron sus narradoras. Un conjunto de puritanas, cuando menos, y solapadas cuando más. Algunas sumisas y temerosas del otro, de los otros y de las otras, de una manera tan impresionante, tan grande que para mí eso de “relato contemporáneo” puede ser que se refiere a arte contemporáneo, ese de principios del siglo XX cuando nació la escritora.

Lo recomiendo para quienes gustan de la lectura de actualidad, de lo que se está comentando. Los que preferimos que la literatura también nos divierta, más que nos conmueva, tal vez no es lo indicado.

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